Ceci en la pelu


 «Causa mucho mejor efecto que los demás describan tus cualidades sin tu ayuda» – Judith Martín

 

Recién estaba enfrascada en la diaria de la oficina y sonó el teléfono.

Era mi amiga Cecilia que, enfáticamente, me contaba lo siguiente:

 

– «El sábado fui a la pelu y me di cuenta de algo importantísimo…»

 

Hizo una pausa, para aumentar el suspenso y logró captar mi interés.
Dejé el laburo a un lado y le presté atención:

 

Me pasó algo que ya me había pasado antes, pero en la cama.

Me atendió un tipo que nunca me había atendido hasta ese día.

Le tocaba lavarme la cabeza.

Espero que me laven el pelo con ansias, Ve… Es un momento, como sabés, de disfrute pleno para quienes usamos la peluquería para desengancharnos de la diaria, del stress.

En fin, no pude relajarme ni un segundito porque el flaco no sabía mover los dedos.

Agitaba las yemas sobre mi cabeza haciendo movimientos inconsistentes. No ejercía presión. No lograba el efecto de bienestar. No hacía irrigar la sangre. Sus masajes eran duros, secos…

Se entreveía la buena intención, pero no sabía hacerlo.

En menos de un minuto logró que yo estuviera tiesa, incómoda, molesta.

Me quería matar.»

 

Le contesté con dos o tres monosílabos que daban a entender que la entendía y que lo lamentaba por ella.

 

No fue solo eso, Vera. Acá está lo peor:

Porque este hombre no solo se conformó con arruinarme uno de los momentos más preciados del sábado sino que, al mismo tiempo, empezó a vanagloriarse de lo bueno que era en lo suyo.

De cuan pocos eran los que sabían lavar bien el cabello, de que su técnica milenaria era conocida por pocos, que había que ser poseedor de un don especial, que conocía a sus clientas solamente por su cabello, etc, etc…»

 

Pobre Ceci.

No solo se había encontrado con un hombre inexperto e ineficaz, sino además prepotente y engreído.

 

Los conocemos bien, están en todos lados:
Y en el terreno sexual nos los hemos cruzado en muchísimas oportunidades.

 

Hombres que piensan que sexualmente son el oasis de cualquier mujer.

El nirvana. El paraíso. La llave hacia el goce pleno, hacia el ORGASMO con mayúsculas.
Ellos se lo creen realmente, tienen autoestimas envidiables.

Pero no solo no son eso que prometen.

Sino que son realmente malos.

Porque al creerse supermanes no se dan espacio para aprender de una, para observar las respuestas, para medir causa y efecto.

No registran a las mujeres con las que están.

 

Arrogantes, se pierden la mejor parte: la de compartir el éxtasis verdadero.
La de ver la cara de una mujer que tiembla de placer.

 

Con esa actitud se pierde ese privilegio. Recapaciten.

17 comentarios

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17 Respuestas a “Ceci en la pelu

  1. valedc

    Hola Vera! justamente el sábado iba en el tren leyendo un libro de Gonzalez Pecotcheque trata de las deficiencias y propensiones del ser humano. Entre ellas me tocó leer defectos grosos tales como la falsa humildad, el engreimiento, la soberbia y la vanidad. Y de ésta última, menciona justamente la «valoración exagerada de en su presencia suele hacerse de sus aptitudes, de todo tipo, que contribuye a fomentar en ellos el deseo de ser admirados y el placer por el halago desde pequeños, lo cual va definiendo su perfil de vanidoso». Y una vez acentuada su deficiencia, y aguzada por otras afines, como las q mencioné antes, «va creándose él mismo un complejo de superioridad tan perjudicial como el de inferioridad». Y remarcaba también algo muy real, y es que por lo general, la vanidad va acompañada de menoscabar las aptitudes y méritos ajenos, generalmente acompañada de un agravio sutil inferido al semejante. Maravilloso…cuántos conocemos, no? y cuantas veces sin ser estrictamente vanidosos tenemos asaltos de ese estilo para destacarnos en alguna ocasión, para no sentirnos menos.
    Esta gente que se cree lo más, en realidad debemos entenderla como personas con limitada inteligencia, que solo son «un discurso», porque está demostrado con tu post, que ni siquiera presumen de algo que saben hacer bien. Creídos; que además necesitan de víctimas con baja autoestima o dudosos de sus cualidades y condiciones, que generalmente descreen de su potencial individual.

    • ro

      Gracias, Valedec, me diste las palabras justas bajarle el copete (frase antiquísima pero adorable) a un colega que es tal cuál lo describís!

    • verasmith

      Que capa sos, Vale. Muchas gracias.

      • verasmith

        Ro… viste? entre todos nos ayudamos… jeje

        • valedc

          Bueno, me alegro de haber leído ese libro, que hacía tanto que lo tenía archivado; pero en presencia de tanto nabo/a vanidoso/a y presumido/a, necesité recapitular y releer. Lo principal creo es mirar lo feo que es ser así, y evitar concientemente, por todos los medios, no caer en pequeñas actitudes vanidosas. Son personas realmente peligrosas, que suelen encontrar a víctimas (pelotudas, me incluyo) para desplegar sus virtudes y habilidades, generalmente ocultas bajo la FALSA HUMILDAD. Típica situación de telenovela: la guacha q se hace la buenita y es tremenda hija de su madre.

  2. la loca de al lado

    Impecable Vera!!! propuesta que me venia a la cabeza mientras leia: y porque sera que pocas (poquisimas) veces nos animamos a decir «disculpa, pero asi no es». Pasa en la peluqueria, pasa en la vida real.
    Alguien se acuerda del discurso de Legaly blond que habla de como permitimos que nos hagan desastres en la cabeza por no usar nuestra propia voz, por olvidarnos que las tenemos? Que ganas de decir alguna vez: che querido, disculpa, pero tu tecnica milenaria conmigo, no esta funcionando ni un poco, porque no probas una mas moderna….
    Besos!!!

  3. super8volante

    Es verdad, hay mucho incapacitado/a sensorial dando vueltas. La habilidad de «escuchar» al otro no es diferente a la de «sentir» al otro.

    Cuanto más nos aturdimos hablando de nosotros mismos, menos escuchamos nuestros propios deseos y necesidades y, ni hablar que podamos prestar la más mínima atención a las necesidades y deseos del otro.

  4. ro

    Me parece que este prototipo de «vanidoso con ego sobrealimentado» pesa con fuerza en Buenos Aires. Tengo amigos brasileros y colombianos que me comentaron repetidas veces que ven a los porteños muy creídos de sí mismos. Aquel chiste de que el mejor negocio es comprar un argentino por lo que vale y venderlo por lo que cree que vale parece tener algo de razón. No digo que sea exclusivamente acá que ocurre, pero escucho seguido que a los ojos de los extranjeros somos la capital mundial de la histeria.
    Lo resumo en dos comentarios: una amiga sueca me dijo una vez que le parecía que los hombres se le acercaban con la onda de «Qué suerte para vos, nena, conocerme a mí» (escucharla con su acento sueco imitar al porteñazo es todo un show)
    Y un amigo colombiano me dijo (repetidas veces) que cuando se acerca a charlar con chicas escucha seguido esos famosos «comentarios sutilmente denigrantes» hacia su persona. Y resulta que este amigo, además de ser un bombonazo, es un caballero.
    «La mejor carne del mundo», «el dulce de leche», «las mujeres más lindas», «la avenida más ancha»… y después resulta que las cosas no las hacemos tan bien como creemos…

    • verasmith

      Definitivamente Ro. Yo también tengo muchos ejemplos parecidos a los que mencionas.
      Y hay un patrón, así como (por suerte!) también hay excepciones…

  5. bueno, bueno… al final Ceci no fue ni más ni menos que «la muertita», no hizo nada, no se movió, ni gimió, ni se inmutó.
    Digo yo, no volvemos siempre al tan mal trabajado tema de la comunicación?
    Ceci, movete un poco, quietita, movete, quietita…

  6. cv253

    Muy bueno el post! No tengo nada para agregar, esos tipos son los mismos que consiguen el mejor auto mas barato, que se las saben todas. Dejo una observacion: se dieron cuenta que cuando sale un nuevo post nadie mas comenta en los anteriores???

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